sábado, 23 de febrero de 2008

Que raros colores tienen las casas en el verano.

Cuando tenía 14 me iba a veranear a la casa azul.
Nos cuidaba una nana i nosotros arrancabamos de noche a la playa
a bañarnos en pelotas i tomar piscolas
cuyo efecto agrandabamos con vueltas i mareos.

Teniamos ganas de curarnos.
i yo me sentía tan grande.

Cuando tenía 18 me iba a veranear a la casa naranja.
Estabamos solos i no dejabamos de tomar. nunca.
Amaneciamos, dormiamos siesta i nos acostabamos borrachos.
Tratabamos de tener sexo en los pocos momentos de sobriedad.
i yo me sentía tan grande

Ahora tengo 20 i estoy durmiendo frente a la casa rosada
i me siento viejo. viejo i lejano.
Foguil diría que ya no estoy en edá para la política.
Yo me cago de risa de él mientras le acepto un mate conversado a Juan,
uno de los tantos pibes despedido injustamente del casino,
amparado en las leyes de Macri.

Con Juan i los muchachos vamos a pasar la noche en la plaza de mayo.

A mi se me cierran los ojos mirando la casa rosada.
Acordandome de mis veranos en el sur de Chile


Plaza de Mayo, 23 de enero de 2008.

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