jueves, 29 de mayo de 2008

vida i amores de Daniela Echeverría (un asunto de política literaria)

No la conocí en lo mejor de los tiempos, que va a ser.
Cuando la conocí el pasto aún estaba húmedo pero ella leía impertérrita a Kierkegaard en inglés lo que no suponía ninguna ventaja comparativa (el concepto de ansiedad debe llevar varias décadas traducido al español).
Cuando la conocí estaba drogada, lo que suponía una ventaja insalvable, así como los seis años i dos títulos universitarios de diferencia.
When i knew her, she was knock knocking´in heaven´s door. Pero nosotros siempre, i en esa época más que nunca, fuimos muy terrenales.
caminabamos afirmando punta i taco.

Me gustaría decir que Daniela quería ir a un club de jazz en esta extraña ciudad. pero ella era más bruta (¿más aún que el jazz?) i aborrecía todo el snobismo que yo por esa epoca empezaba a cultivar.
Me gusta pensar que ella me enseñó todo lo que sé de modernidá (injusticia manifiesta para/con carlos ossandon, paulina andrade i carlos ossa), lo que no deja de ser importante, porque es un tema recurrente en mis delirios etílicos.
Para cuando comenzaron las hostilidades nuestras ferencias se fueron haciendo angostas i complejas: i al final nombres vermells, en el compte de l'oblit

ahora ella me suena a dos o tres canciones de trasnoche, tanto ruido.

besos i porros.

1 comentario:

eldelabirra dijo...

impertérrita, tal cual.

 
 
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